Laila era una ninfa, que vivía en el bosque. Le encantaba el color naranja, su fruta favorita
era la naranja. Cada mañana salía a buscarlas.
Un día, cuando iba a buscar naranjas se encontró con la ninfa de la primavera.
- ¿Cómo te llamas? - le dijo Laila que nunca la había visto por el bosque.
- Me llamo Violeta. ¿Y tú?
- Me llamo Laila.
- ¡Tenemos las varitas iguales! - dijeron las dos muy sorprendidas.
- ¿Y... si las juntamos? - dijo Laila.
- ¡ Qué buena idea has tenido!
Las dos ninfas chocaron sus varitas, cuando de repente la varita de Laila se rompió. Violeta
le dijo que no se preocupara. Laila sonrió al saber que su amiga podría arreglarla.
-¡Vamos, volando a mi taller! - dijo Violeta.
Lo intentaron todo: pergarla con fiso, pegamento, cola... pero era imposible arreglarla.
Llego un momento en el que Violeta y Laila se cansaron y decidieron buscar ayuda.
- Laila, ¿por qué no vamos a visitar a la rana Juana?
Las dos ninfas se fueron volando a la charca , donde vivía la rana Juana, que era maga. Al
llegar le contaron a la rana Juana lo que ocurría.
- ¿Seguro qué lo habéis intentado todo?
- Sí,- dijeron las dos a vez.
- Pienso que no. Lo único que no habéis intentado es la magia. Con la magia se soluciona
casi todo – dijo la rana Juana, cogiendo agua de la charca. Metió los dos trozos de la varita
rota y por arte de magia quedó arreglada.
- Muchas gracias, - dijo Laila.
Violeta y Laila se fueron volando al bosque, donde vivían.
Rocío Sánchez Guerrero
3o de Primaria
Sayalonga.
que chulada
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