Ilustración Raúl Martín Fernández |
El caballo trotaba por el prado y se encontró con una rosa. Ésta le dijo:
-¡Eh, qué me pisas!
El caballo no la escucho y la pisó. La rosa enfurecida le dijo: -¡Qué me has pisado, Blanca Flor!
El caballo le pidió perdón, charlaron y se hicieron amigos.
Un día apareció el señor Jazmín. La rosa se enamoró de él y se fue con el señor Jazmín a un jardín precioso. Al día siguiente se enteró el caballo y fue a hablar con el señor Jazmín, porque estaba enamorado de la rosa, y le pidió que le dejara hablar con ella, pues quería regalarle un anillo. El señor Jazmín le dijo:
- ¿Qué te lo has creído?
El caballo se puso triste y se fue a su casa.
El caballo no la escucho y la pisó. La rosa enfurecida le dijo: -¡Qué me has pisado, Blanca Flor!
El caballo le pidió perdón, charlaron y se hicieron amigos.
Un día apareció el señor Jazmín. La rosa se enamoró de él y se fue con el señor Jazmín a un jardín precioso. Al día siguiente se enteró el caballo y fue a hablar con el señor Jazmín, porque estaba enamorado de la rosa, y le pidió que le dejara hablar con ella, pues quería regalarle un anillo. El señor Jazmín le dijo:
- ¿Qué te lo has creído?
El caballo se puso triste y se fue a su casa.
Pasado el tiempo el señor Jazmín y la rosa se casaron y tuvieron dos rositas pequeñitas... El caballo dejó de pensar en la rosa y empezó a ser feliz de nuevo.
Raúl Martín Fernández
4º de Primaria
Canillas de Albaida
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